Los Países Bajos, conocidos popularmente como Holanda, son mucho más que tulipanes, molinos de viento y bicicletas. Este pequeño país del noroeste de Europa ofrece una gran diversidad de paisajes, ciudades modernas, pueblos con encanto y una rica historia cultural. Gracias a su tamaño compacto y a su eficiente red de transporte público, es posible recorrer en pocos días algunos de los rincones más icónicos del país.
A continuación, te presento una guía con 10 sitios imprescindibles que visitar en Países Bajos, cada uno con su propio encanto y personalidad.
Ámsterdam: Canales y Museos
La capital holandesa es, sin duda, el punto de partida de la mayoría de los viajeros. Ámsterdam combina la modernidad de una gran ciudad con la tranquilidad de sus canales, que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Uno de sus mayores atractivos es recorrer en bicicleta sus calles estrechas, atravesando puentes que se reflejan en el agua. Pero también merece la pena dar un paseo en barco por los canales para contemplar las casas del Siglo de Oro, con sus fachadas estrechas y coloridas.
En el plano cultural, la ciudad alberga museos de fama internacional. El Rijksmuseum guarda obras de Rembrandt y Vermeer, mientras que el Museo Van Gogh permite adentrarse en la vida y la obra del pintor más célebre del país. La Casa de Ana Frank, por su parte, ofrece una experiencia conmovedora al visitar el escondite donde la joven escribió su diario.
Además, Ámsterdam tiene una vida nocturna vibrante, mercados como el Albert Cuypmarkt y barrios con mucho ambiente, como Jordaan o De Pijp.
Róterdam: Arquitectura Moderna
Róterdam es la ciudad más vanguardista de Países Bajos. Destruida casi por completo durante la Segunda Guerra Mundial, se reinventó con un urbanismo atrevido y futurista.
Uno de sus iconos es el puente Erasmus, conocido como “El Cisne”, que conecta el centro con el moderno distrito de Kop van Zuid. También destacan los Kubuswoningen, casas cúbicas inclinadas diseñadas por Piet Blom, y el impresionante Markthal, un mercado cubierto en forma de arco, decorado con un gigantesco mural interior.
La ciudad también es conocida por tener uno de los puertos más grandes del mundo. Se puede visitar el Puerto de Róterdam en barco y comprender su importancia para el comercio global.
Róterdam atrae a los amantes de la arquitectura contemporánea y el arte urbano, pero también cuenta con museos como el Boijmans Van Beuningen, con obras desde la Edad Media hasta la modernidad.
Utrecht: Encanto Medieval
Utrecht es una de las ciudades más antiguas de Países Bajos y conserva un aire medieval que la diferencia de otras urbes. Su rasgo más característico son los canales con muelles a doble altura, donde se ubican terrazas, bares y tiendas a pie de agua, algo único en el país.
La Torre Dom, con 112 metros de altura, es la más alta de Países Bajos y un símbolo de la ciudad. Subir sus 465 escalones permite disfrutar de una panorámica espectacular.
Utrecht también es un centro universitario lleno de vida, con cafeterías acogedoras, librerías y un ambiente joven y cultural. Pasear por su casco histórico, visitar la Catedral y perderse por sus calles adoquinadas es como retroceder en el tiempo.
La Haya: Cultura y Política
Aunque Ámsterdam es la capital oficial, La Haya es la sede del gobierno, del Parlamento y de la familia real neerlandesa. Es una ciudad elegante, con amplias avenidas y edificios señoriales.
Uno de sus lugares más conocidos es el Palacio de la Paz, sede de la Corte Internacional de Justicia. También alberga el Mauritshuis, un museo que expone obras maestras como La joven de la perla de Johannes Vermeer.
Además, La Haya se encuentra muy cerca de la costa del Mar del Norte. El barrio de Scheveningen es famoso por su playa y su muelle con noria incluida, convirtiéndola en una escapada perfecta para combinar arte, política y mar.
Delft: Tradición Cerámica
Situada entre Róterdam y La Haya, Delft es famosa por su cerámica azul y blanca, un símbolo de los Países Bajos desde el siglo XVII. Los talleres de cerámica aún funcionan, y es posible visitar fábricas como Royal Delft para ver cómo se elaboran estas piezas artesanales.
La ciudad también tiene un casco histórico encantador, con canales tranquilos, la Plaza del Mercado y la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva), donde descansan miembros de la familia real neerlandesa.
Delft fue también la ciudad de Johannes Vermeer, y aquí se pueden recorrer los lugares que inspiraron sus pinturas. Es un lugar que combina arte, historia y tradición artesanal.
Giethoorn: La Venecia del Norte
Giethoorn es un pequeño pueblo que parece sacado de un cuento. Aquí casi no hay carreteras: las casas se conectan mediante canales y pequeños puentes de madera.
Se le conoce como la “Venecia del Norte”, y la mejor manera de recorrerlo es alquilando una barca eléctrica y navegando entre casas con techos de paja y jardines cuidados.
En invierno, si los canales se congelan, los habitantes se desplazan en patines sobre hielo, lo que refuerza su carácter pintoresco. Aunque se ha vuelto turístico, sigue siendo un destino idílico para quienes buscan tranquilidad y naturaleza.
Haarlem: Arte y Encanto
A solo 20 minutos en tren desde Ámsterdam, Haarlem es una ciudad tranquila que combina historia y cultura. Su Grote Markt, la plaza central, está rodeada de edificios históricos y la majestuosa Catedral de San Bavón, donde Mozart tocó el órgano de niño.
El Museo Frans Hals exhibe obras de este pintor barroco, mientras que las calles del centro invitan a pasear entre boutiques, cafés y molinos como el Molino de Adriaan, que ofrece vistas panorámicas de la ciudad.
Haarlem también es una buena base para visitar los campos de tulipanes en primavera, ya que se encuentra en el corazón de la región de los bulbos.
Maastricht: Historia y Gastronomía
Situada en el sur, cerca de las fronteras con Bélgica y Alemania, Maastricht es una ciudad con un aire totalmente diferente al resto de Países Bajos.
Es una de las urbes más antiguas del país, con vestigios romanos, murallas medievales y plazas animadas como la Vrijthof, llena de terrazas y restaurantes. Su gastronomía tiene una fuerte influencia belga y francesa, por lo que es un excelente lugar para degustar vinos locales y platos tradicionales.
Maastricht también es famosa por haber sido la sede de la firma del Tratado de Maastricht en 1992, que dio origen a la Unión Europea. Es un destino ideal para los amantes de la historia y la buena mesa.
Keukenhof: El Jardín de Tulipanes
Si visitas Países Bajos en primavera, no puedes perderte el Keukenhof, un parque floral que cada año abre durante unas pocas semanas para mostrar millones de tulipanes en flor.
Ubicado en Lisse, cerca de Ámsterdam, el jardín se convierte en un espectáculo de colores con distintas variedades de flores y diseños paisajísticos impresionantes.
Además del parque, la región circundante está llena de campos de tulipanes que se pueden recorrer en bicicleta, una experiencia que representa la esencia del país.
Kinderdijk: Molinos de Viento Patrimonio de la Humanidad
Los molinos son uno de los grandes símbolos de los Países Bajos, y Kinderdijk es el mejor lugar para verlos en todo su esplendor. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este conjunto de 19 molinos del siglo XVIII muestra cómo los neerlandeses han luchado históricamente contra el agua.
Se puede recorrer la zona a pie, en bicicleta o en barco, mientras se aprende sobre la ingeniería hidráulica que permitió ganar tierras al mar. Es un paisaje icónico y una visita imprescindible para comprender la identidad del país.
Una experiencia que merece la pena
Visitar los Países Bajos es mucho más que recorrer Ámsterdam. Desde ciudades modernas como Róterdam hasta pueblos de cuento como Giethoorn, pasando por jardines de tulipanes, molinos históricos y museos repletos de arte, el país ofrece una variedad sorprendente en un territorio compacto.
Con esta lista de 10 destinos imprescindibles, podrás diseñar un viaje que combine cultura, historia, naturaleza y modernidad, y descubrir por qué este pequeño país es tan grande en experiencias.
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